Tielmes – Andorra la Vieja (700km.)

 

Sobando a todas horas…

Nuestro primer viaje fuera de las fronteras españolas en bicicleta. En esta ocasión, la aventura acabó en la capital de Andorra, tras 700 km. montando en nuestros preciados caballos de metal porteando las cuadrigas de 30 kilos durante 13 días.

… y siguen sobando…

Como viene siendo habitual, los cambios son constantes en los viajes con enanos. Si en un principio queríamos ir a Turquía (disponíamos de 3 meses), por cambios en los trabajos lo rebajamos hasta Grecia. Nuevas historias para no dormir hizo que con llegar a los Alpes nos diéramos con un canto en los dientes. Más tarde suficiente con llegar a Camón (pueblo en el prepirineo francés), y definitivamente, y lo más lógico, llegar a Andorra.

Durmiendo la segunda noche en la ermita de Millana.

 

Iria (la mayor) tiene 3 años y 2 meses.

Isabel (la pequeña) tiene 7 meses.

 

Uno tras otro los pueblos van quedando atrás…

… como Gargallo (Teruel), donde plantamos la tienda en un parque infantil de las afueras, junto al cementerio, con rocódromo incluído.

Los largos viajes en bicicleta con niños pequeños o bebés es una experiencia maravillosa. Más aun si los haces de forma, como dicen ahora «autosuficiente».

Durmiendo en el lateral de un campo de trigo poco antes de llegar al embalse de Mequinenza.

Gasto mínimo, máximo disfrute, y una cerveza al terminar la jornada, hace las delicias de todos los padres aventureros.

En la barra del bar infantil.

Los días van pasando, las noches van llegando. Mucha gente me dice que requiere mucho esfuerzo. En realidad no es así, basta con estar medianamente sano. Cualquier persona podría hacerlo. Lo más importante es tener la mente fuerte, lo demás viene por sí sólo…

… y más con puestas de sol como estas.

Encontrar buenos lugares para pasar las noches ayuda mucho. El descanso es importante.

Lavadero de Villanueva de Alcorón. Perfecto. Con agua, mesas, barbacoa…
… aunque a veces los lugares son una mierda…, no se puede tener todo…, durmiendo en una cantera en frente de Alcañiz.Otra cosa muy importante y muy satisfactorio es entablar conversación con las gentes del lugar.

 

 

En el monasterio de Walter nos encontramos con una pareja majísima…

Nos dejaron dormir en su casa (están metidos en una página «oneshower» que no teníamos ni idea…), que utilizan para dejar dormir a la gente en las casas, sobre todo para gente que va en bici…, vamos, que esto fue como anillo al dedo. Desde aquí MIL GRACIAS.

Pese a que estamos hiper agradecidos por su ofrecimiento, la noche anterior habíamos dormido en un hostal (normalmente una vez a la semana dormimos en hostal…, somos

La tienda plantada en el centro del recinto del monasterio.

unos pijos)…, así que decidimos dormir en ese pedazo de césped mullidito justo a los pies del Monasterio de Walter (100% recomendable visitar).

Unos chavales muy majos nos llevaron a la ermita en el pueblo de «Asentiú» (Lérida) para dormir bajo las estrellas con las mejores vistas,

Pero lo más importante es pasar buenos momentos juntos con nuestros pequeños.

Durmiendo bajo millones de estrellas…

 

Conociendo lugares preciosos como el Castillo de Oliana…